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¿Cuántos cuerpos hay en un cuerpo?
¿Dónde se alojan sus signos?
¿Cómo suenan? ¿Puede una voz reflejar su poesía?
¿Puede el canto espejar sus huesos?
El complejo laberinto que somos pide una práctica capaz de eximirse de estrecheces. Una práctica exploratoria que soporte sus contradicciones y aloje sus potencias. Que entienda al cuerpo como lugar, como mapa que aloja la dimensión de lo trascendente, a la voz como brote y potencial revelador de esa existencia y al decir como escritura.
Fotografía: Nora Lezano
Diseño y diagramación:
Ximena Niederhauser
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